sábado, 30 de diciembre de 2017

ESTRIBILLO






Del tiempo de mi infancia
yo suelo recordar el estribillo
de una canción de moda
que solían cantarme entonces
y que decía: "María Luisa,
tú estás loca. Tú no sabes
lo que has hecho".

Todo aquello
se me ha quedado,
como grabado a fuego, en la memoria,
no entiendo bien por qué razón.
Sólo sé que, desde entonces, procuro
no hacer nada demasiado irremediable.
Intento ser seria, no alterarme mucho
en las reuniones,
no maltratar al irascible pájaro
del vecino,
no insultar a aquellos que me hieren;
y, si me doy un golpe,
tengo por norma la de llorar siempre
para adentro
porque me he dado cuenta
de que, si se llora mucho,
se asustan esas gentes de buena voluntad
que intentan consolarnos
sin ningún éxito.

He descubierto que es mejor sonreír,
hablar calmadamente, meditar
tumbada sobre la hierba verde,
no caer
jamás en oscuros precipicios,
ni dar grandes zancadas
para atravesar el mundo cuanto antes;
nunca desvelar el fulgurante misterio
de la pasión
ni pasear sobre un alambre de esperanza.

No sea que algún día alguien
me diga
desairadamente: " María Luisa,
tú estás loca.
Tú no sabes lo que has hecho".


(De mi libro " El mundo raro")

miércoles, 27 de diciembre de 2017

REGIÓN DE LA INFANCIA




Es la infancia la primera estación en ese viaje
que todos emprendemos.

Si marzo es comenzar la primavera
nosotros poseíamos la deliciosa magia de las cosas.

Librar una batalla contra el reloj inútil del semáforo
o atravesar las calles en peligro de muerte
por tormenta
estaba prohibido;
en cambio se podía buscar por las aceras
la sombra diferente del insecto
e inventarse palabras que dijesen te quiero, sin decirlo,
o poner telegramas
allá donde termina el horizonte.

Y mientras nuestros padres
emprendían la búsqueda más larga,
nosotros, ocultos en un bosque de caléndulas,
seguíamos diciéndonos que el tiempo
era un inútil viaje
hacia una estación sin golondrinas.

(De mi libro " La Tierra indiferente " )


viernes, 15 de septiembre de 2017

Ella está de fiesta









Llega la lluvia y corres
a recoger la ropa que tendiste.
Tomas
un blanco y negro helado.
Luego escribes
en tu cuaderno
el verso de tu sangre.
Dices todo lo que has hecho
este día,
el dolor que llevas por los hombros,
la derrotada piel de tu mirada.
Escuchas un canto antiguo que habla
de la aurora
y llega un haz de luz hasta tus ojos
que te acompaña en el silencio de la tarde.
Luego
contemplas la cerrada puerta de su alcoba,
en la que ella escribió un día:
"Prohibido pasar.
Aquí estamos de fiesta".



(Del libro " El don de la batalla" )

jueves, 27 de abril de 2017

CAFÉ






                                                                  A Santiago Sastre Ariza



Con café paso el resto de mi vida.
Es como una adicción que me conforta.
Quizás me exceda, pero está la herida
y, todo lo demás, ya ni me importa.


Café a cualquier hora de este día.
Café para aturdir mis sentimientos.
Café para entonar la melodía
de mis temores, mis remordimientos.


Café para la noche, cuando calla
el silencio y se acerca la amargura.
Café para inspirarme en la tormenta.


Café que no me falte. Que me estalla
el corazón, y está la Tierra oscura.
Café, que ahora es él quien me alimenta.



(De mi libro "Soneto de invierno ")